Sanofi Universidad
Coyoacán, México, Distrito Federal
Diseño arquitectónico / Mauricio García Cué, Pablo Fernández Sánchez / Colaboradores / Gerardo Ramírez Díaz, Javier Dominguez Olvera / Ingeniería Estructural / Carunti Ingeniería, Jorge Armando Lopez González / Ingeniería Eléctrica / Salvador Cardenas Martínez / Ingenierías especiales / Salvador Pérez Cardenas / Superficie construida / 12, 150 m2 / Fecha de proyecto / 2012 – 2013 / Fecha de construcción / 2012 – 2013 / Fotografía / Pablo Fernández Sánchez
Al interior de un edificio existente construido en la década de los sesentas por el Arquitecto Vladimir Kaspé es que se da lugar a este proyecto de rehabilitación. Originalmente dicho inmueble fue concebido como un laboratorio farmacéutico, no obstante a través del tiempo este uso fue modificado para convertirse en un gran espacio de oficinas.
El crecimiento de la empresa farmacéutica que actualmente ocupa este edificio llegó a un punto tal en el que a pesar de encontrarse en un espacio considerablemente grande les empezaba a resultar insuficiente y poco práctico. Por lo anterior es que la premisa de este proyecto consistió en la reorganización del espacio interior a partir de la implementación de un concepto de espacios abiertos en sustitución de otro en el que rigen las divisiones francas. Para poder llevar a cabo con éxito dicho concepto se realizó un análisis exhaustivo previo al anteproyecto en el que se diseccionó el organigrama de la empresa y con la información obtenida se clasificó a la plantilla de acuerdo a su nivel operativo en cinco tipos. Esta clasificación se tradujo al modelo espacial que se estaba buscando, los primeros tres tipos que representan el 85% del personal se distribuyeron en sistemas modulares de espacios abiertos que se denominaron “open space” y el 15% restante en oficinas privadas. Bajo este nuevo esquema se crearon espacios de apoyo para estas grandes áreas abiertas tales como salas de juntas, cabinas de teléfono, salas de recepción, zonas de impresión, estaciones de café, etc.
Otra resultante importante que arrojó el análisis previo fue la necesidad de desenredar en un sentido espacial a la estructura orgánica de la empresa, la cual se resolvió agrupando las distintas áreas en base a una zonificación por colores.
El edificio se desarrolla en dos plantas que tienen una forma casi cuadrada, tres patios interiores lo atraviesan en un sentido de lado a lado. Aprovechando la iluminación natural de estos patios es que se van distribuyendo las nuevas áreas de trabajo de una manera francamente abierta para permitir el paso completo de la luz.
Esta intervención buscó en todo momento reconocer y respetar a la arquitectura original de un edificio que hoy significa una pieza invaluable de nuestra arquitectura mexicana.